Servicios de atención al niño con síndrome de Down
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Cómo apoyar a un niño con síndrome de Down
Queremos a nuestros hijos, eso es un hecho, pero ¿realmente queríamos ser también sus profesores? En el caso de nuestro hijo con síndrome de Down, la intervención precoz nos puso en el papel de tutores casi al salir del hospital. Así que, aquí estamos de nuevo; lo hemos hecho antes, ¡podemos hacerlo! Cada familia es diferente y cada hogar tiene una configuración distinta, así que estos consejos son sólo sugerencias para que los adaptes a tu propia situación.
Un lugar para las tareas escolares ayuda a establecer la rutina y la expectativa de que hay que aprender. Puede ser un rincón de la mesa del comedor, un escritorio en el estudio o una mesa en el garaje. Asegúrate de que haya una buena iluminación. Si se utiliza una lámpara de escritorio, debe colocarse en el lado opuesto a la mano dominante del alumno, de modo que si es diestro, la luz debe estar a la izquierda.
Es muy divertido reunir material de papelería y de otro tipo. Aquí tienes algunas sugerencias de cosas que puedes tener a mano: Rotuladores, minipizarras, una calculadora, libretas, notas adhesivas, un paquete de fichas (ideal para escribir palabras clave), un temporizador, contadores…
Educación para el niño con síndrome de Down
Cada alumno con síndrome de Down es único. Los individuos difieren en todos los aspectos del desarrollo social y cognitivo, así como en su apoyo familiar y sus oportunidades educativas. A cada individuo le ayuda que el personal docente tenga altas expectativas.
Los niños con síndrome de Down necesitan profesores cualificados que comprendan sus habilidades, capacidades, puntos fuertes e intereses actuales y que puedan enseñarles los siguientes pasos mediante actividades de enseñanza y aprendizaje atractivas. Necesitan ser miembros bienvenidos y socialmente incluidos dentro de sus aulas y escuelas. La actitud positiva de toda la escuela es fundamental: las escuelas necesitan una política clara y sensible sobre la inclusión con personal comprometido y de apoyo, especialmente el equipo directivo.
La mayoría de los niños con síndrome de Down necesitan apoyo adicional para un aprendizaje óptimo en todo tipo de escuelas. La calidad del apoyo que recibe el niño o el joven puede tener un enorme impacto en su aprendizaje.
Los profesores de la clase y los asistentes de enseñanza (AT) deben reunirse periódicamente para coordinar, planificar, informar y supervisar los progresos. Un libro de comunicación para registrar el progreso, las ideas y los comentarios es valioso, especialmente cuando hay más de un asistente de enseñanza.
Cómo motivar a un niño con síndrome de Down
El síndrome de Down es una anomalía cromosómica y una de las condiciones genéticas más comunes. Se produce aproximadamente en uno de cada 700 o 1.000 nacidos vivos. El síndrome de Down representa aproximadamente entre el 5 y el 6 por ciento de las discapacidades intelectuales. La mayoría de los alumnos con síndrome de Down se sitúan en el rango de discapacidad cognitiva leve a moderada.
Físicamente, un alumno con síndrome de Down es fácilmente reconocible debido a características como una estatura general más pequeña, un perfil facial plano, pliegues epicanticos gruesos en las esquinas de los ojos, lenguas salientes e hipotonía muscular (bajo tono muscular).
Hay una serie de buenas prácticas para trabajar con alumnos con síndrome de Down. En la enseñanza, las mejores prácticas son procedimientos y estrategias que, a través de la investigación, han demostrado ser eficaces. Estas estrategias son, entre otras, las siguientes
Inclusión: Los alumnos con necesidades especiales deben ser miembros de pleno derecho de clases inclusivas adecuadas a su edad en la medida en que puedan serlo. Una inclusión eficaz significa que el profesor debe apoyar plenamente el modelo. El entorno inclusivo es menos proclive a la estigmatización y proporciona un ambiente mucho más natural para los alumnos. Hay más oportunidades para que se produzcan relaciones entre compañeros y gran parte de la investigación afirma que la integración total funciona mejor que las aulas segregadas según la capacidad cognitiva o las necesidades especiales.