Estudio sobre el cine
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Sin embargo, según un nuevo y exclusivo estudio, esa cobertura mediática oculta una verdad más profunda: la ansiedad por la salud y la seguridad en los espacios públicos sigue superando con creces el deseo de salir de casa, y esa disparidad no ha hecho más que aumentar a medida que se desarrolla la pandemia. Los resultados -de una encuesta realizada a mediados de mayo a unas 1.000 personas por la empresa de análisis de deportes y eventos Performance Research, en colaboración con Full Circle Research Co.- señalan lo difícil que es para la industria del entretenimiento volver a ganar la percepción del público de que es seguro asistir a eventos públicos y gastar dinero en ellos.
Por ejemplo, esta respuesta a la pregunta de si los encuestados preferirían ver una película de estreno en alquiler digital en casa o en una sala de cine, si ambas estuvieran disponibles hoy: Un enorme 70% dice que es más probable que lo vea desde su sofá, mientras que sólo un 13% dice que es más probable que lo vea en un cine local (con un 17% que no está seguro).
“Justo cuando el país empieza a abrirse, se ha producido un giro hacia una mayor cautela, con una mayoría de estadounidenses que dicen claramente ‘todavía no’ cuando se trata de asistir a grandes eventos públicos”, afirma Jed Pearsall, presidente de Performance Research.
Cuántas personas ven películas
Me encantaba ir al cine, era miembro de los “clubes de cine de arte y ensayo”, iba al menos una vez a la semana aunque siempre era una ocasión especial para mí. Una tarde para ver una película solía ir seguida de unas copas y una charla para comentar lo que habíamos visto. De niño, el cine de los sábados por la mañana era realmente emocionante.
Pero la industria parecía querer venderse al “consumo de masas”. Los cines se convirtieron en “silos de alimentación”, con la intención de vender a los espectadores toda la “mierda” comestible posible. El ambiente ahora me recuerda al de las granjas industriales.
La gente mastica en voz alta y habla todo el tiempo, usa sus teléfonos durante toda la película. Llegó un punto en el que casi todas las películas a las que iba tenía que pedir a alguien que se callara. No quiero eso, no era así.
La última vez que fui al cine, a ver una película por mí mismo, fue Avatar. No conseguirán que vuelva a ir, es una experiencia disminuida. ¿Quizás podrían volver a poner la diversión y el espectáculo? Como entusiasta de toda la vida, algo deben haber hecho mal para matar toda la experiencia del cine para mí.
Informes de admisión de entradas de cine
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Industria cinematográfica de Hollywood
Me encanta el cine, pero no la experiencia de ir al teatro. La primera que viví fue a los 7 años, cuando mi padre me llevó a ver Star Trek: The Motion Picture en un cine de verano al aire libre en Grecia. Me encantó la película (que me convirtió en un amante de la ciencia ficción para toda la vida), pero a pesar de que el cine estaba al aire libre, olía a orina (lo digo en serio).
Ahora, en los cines modernos, teniendo en cuenta toda la suciedad y las chinches que hay en los asientos, la gente enferma que puede estar a tu lado, el incómodo asiento descentrado que puedes encontrar, y el hecho de que no te permiten llevar tus propios aperitivos o bebidas (me pongo enferma comiendo maíz o azúcar debido a una enfermedad digestiva crónica), no, no considero que la experiencia en general sea genial. Además, soy muy bajito, así que si la persona que tengo delante es alta, ¡no puedo ver toda la pantalla!
Así que compré un televisor de 75″ y coloqué dos sillas de pie de IKEA muy cerca de él. Todos los sábados, mi marido y yo tenemos entretenimiento en primera fila. Podemos hacer una pausa cuando queramos, y podemos comer lo que queramos. No me importa esperar de 3 a 6 meses para que una película llegue al streaming. Tardé lo mismo en ver la última de Los Vengadores, o El Faro. Me parece bien. No es una carrera por ver quién llega primero a un evento cultural. De hecho, hacer largas colas para poder ver una película en el PRIMER fin de semana que se estrena, me parece una locura. Como si tu estatus de cool dependiera de que puedas referenciar la cultura popular a tus amigos lo antes posible. Me alegra decir que, aunque mi digestión es pésima, no sufro ninguna enfermedad de ansiedad social.