Estudiar con música es bueno o malo
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Está demostrado que el ruido de fondo afecta a la forma de estudiar de un estudiante. Que les distraiga o les ayude a estudiar mejor depende principalmente de la personalidad del individuo y de las características del ruido de fondo.
En cuanto a la personalidad, los introvertidos suelen ser incapaces de concentrarse con el ruido de fondo. Un estudio reveló concretamente que obtuvieron peores resultados en las pruebas de comprensión lectora, en los exámenes de memoria y en algunas actividades matemáticas cuando la música y el ruido de la oficina llenaban el fondo. Los que no tenían estas distracciones obtuvieron mejores resultados. El ruido de fondo hacía que la mayoría de los introvertidos se sintieran “presionados” y “molestos”. Preferían estudiar o realizar tareas mentales en silencio, donde ninguna distracción de este tipo gastara sus recursos psicológicos.
Los extrovertidos, por su parte, mostraron resultados similares en las pruebas con y sin música de fondo o ruido de oficina. El entorno en lo que respecta al ruido de fondo no les importa; pueden funcionar bien con o sin él.
Los expertos afirman que la razón principal de la diferencia en el efecto del sonido sobre los individuos que estudian radica en cómo está estructurado su cerebro. El ruido desvía esencialmente los recursos mentales del cerebro de los introvertidos, responsables de la memoria y la resolución de problemas, y los distrae por ello. En la mente de un extrovertido, el flujo sanguíneo a estas regiones es comparativamente menor. Estos resultados sugieren que los extrovertidos pueden tener capacidades de memoria y de resolución de problemas inferiores a las de los introvertidos, pero tienen ventaja en un entorno lleno de distracciones. En algunos casos, los extrovertidos son incluso capaces de estudiar y retener mejor la información cuando están fuera de la biblioteca, donde hay “demasiado silencio”, porque el silencio les “distrae”.
La mejor música para escuchar mientras se estudia
Una introducción a los conceptos y principios de la práctica del diseño de sonido, con más de 175 ejercicios que enseñan a los lectores a poner en práctica la teoría.Este libro ofrece una introducción a los principios y conceptos de la práctica del diseño de sonido, desde los aspectos técnicos de los efectos de sonido hasta el uso creativo del sonido en la narración. La mayoría de los libros sobre diseño de sonido se centran en el sonido para la imagen en movimiento. Studying Sound es único en su exploración del sonido por sí mismo como medio y dispositivo retórico. Incluye más de 175 ejercicios que permiten a los lectores poner en práctica la teoría a medida que avanzan en los capítulos. El libro comienza con un examen de la distinción entre oír y escuchar (con ejercicios para entrenar el oído) y luego ofrece una visión general del sonido como fenómeno acústico. Introduce la grabación de sonido, cubriendo los accesorios básicos de grabación así como las teorías sobre la grabación y la percepción; explora efectos espaciales como la reverberación y el eco; y estudia otros efectos de sonido digitales comunes, como el trémolo, el vibrato y la distorsión. Introduce la teoría y la práctica de la mezcla; explica el sonido envolvente y espacial; y considera el sonido y el significado, discutiendo ideas de la semiótica y la psicología. Por último, basándose en el material presentado en los capítulos anteriores, el libro explora en detalle el uso del sonido como apoyo a la historia, con ejemplos de obras de radio, dramas de audio y podcasts. Studying Sound es adecuado para su uso en el aula o para el estudio independiente.
Música mientras se estudia
Se recomienda como uno de los mejores géneros de estudio para los estudiantes, porque los oyentes informan de efectos secundarios como un mejor estado de ánimo y un aumento de la productividad. En cuanto a los efectos secundarios, ¡no están nada mal!
Si prefieres un estilo más moderno, ésta puede ser la opción perfecta para ti. Los sonidos relajantes de los instrumentos pueden combinarse con las melodías modernas para obtener lo mejor de ambos mundos, por lo que no tienes que sacrificar nada.
No esperes al tiempo que has reservado para estudiar para crear una lista de reproducción. Créala en tus ratos libres para que, cuando llegue la hora de estudiar, el estudio sea la única tarea y lo único que tengas que hacer en cuanto a la música sea pulsar el play.
Si te olvidas de planificar con antelación o no quieres crear tu propia lista de reproducción, ¡no te preocupes! Hay algunos recursos estupendos que lo harán por ti, como el Study Music Project, que te ofrece una lista de reproducción de música de estudio gratuita cada vez que pulses el play durante más de una hora.
Es muy útil para no tener que cambiar de modo ni preocuparse por cambiar de música y tienes la ventaja añadida de no tener que mirar nunca el reloj porque tu lista de reproducción funcionará como un temporizador incorporado.
Las mejores canciones para la concentración
Sabemos que escuchar música nos hace sentir muy bien. No hay nada mejor que estar en la zona, o en el estado de ánimo adecuado, o que nos impulse a correr, a hacer pesas o a hacer fluir más rápido nuestra creatividad. Lo mismo ocurre cuando se trata de la mejor música para estudiar.
Los investigadores de la Universidad Johns Hopkins han trabajado con intérpretes de jazz que improvisan dentro de una máquina de IRMf para ver qué zonas del cerebro se iluminan. Descubrieron que los músicos de jazz realizan improvisaciones únicas desactivando la inhibición y activando la creatividad.
Esto se suma a las investigaciones existentes que han descubierto que escuchar música reduce la ansiedad y la presión arterial, y mejora la calidad del sueño, el estado de ánimo y la memoria. Otros estudios también demuestran que la música activa las más diversas redes del cerebro humano.
“Si se quiere mantener el cerebro ocupado a lo largo del proceso de envejecimiento, escuchar o tocar música es una gran herramienta”, afirma un otorrinolaringólogo (especialista en medicina centrada en los oídos, la nariz y la garganta) del Johns Hopkins.
Las vibraciones que viajan por el aire llegan al canal auditivo y se transmiten en una señal eléctrica. Ésta viaja luego a través del nervio auditivo hasta el tronco cerebral, donde se recompone en lo que conocemos como música.