Sistema nervioso Kenhub
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El sistema nervioso es el principal sistema de control, regulación y comunicación del cuerpo. Es el centro de toda la actividad mental, incluyendo el pensamiento, el aprendizaje y la memoria. Junto con el sistema endocrino, el sistema nervioso es responsable de regular y mantener la homeostasis.
Al igual que otros sistemas del cuerpo, el sistema nervioso está compuesto por órganos, principalmente el cerebro, la médula espinal, los nervios y los ganglios. Éstos, a su vez, están formados por varios tejidos, como el nervioso, el sanguíneo y el conectivo. Juntos llevan a cabo las complejas actividades del sistema nervioso.
Millones de receptores sensoriales detectan los cambios, llamados estímulos, que se producen dentro y fuera del cuerpo. Controlan cosas como la temperatura, la luz y el sonido del entorno externo. En el interior del cuerpo, el medio interno, los receptores detectan las variaciones de la presión, el pH, la concentración de dióxido de carbono y los niveles de diversos electrolitos. Toda esta información recopilada se denomina entrada sensorial.
La entrada sensorial se convierte en señales eléctricas llamadas impulsos nerviosos que se transmiten al cerebro. Allí, las señales se reúnen para crear sensaciones, producir pensamientos o añadirse a la memoria; en cada momento se toman decisiones basadas en la información sensorial. Esto es la integración.
Por qué tenemos un sistema nervioso
Fred H. Gage, miembro de la Academia Americana desde 2005, es catedrático del Laboratorio de Genética y de la Cátedra Vi y John Adler de Investigación de Enfermedades Neurodegenerativas Relacionadas con la Edad en el Instituto Salk de Estudios Biológicos. Estudia la plasticidad y la complejidad imprevista que representa el cerebro.
La neurociencia es el estudio científico del sistema nervioso (el cerebro, la médula espinal y el sistema nervioso periférico) y sus funciones. La creencia de que el cerebro es el órgano que controla el comportamiento tiene raíces antiguas, que se remontan a las primeras civilizaciones que relacionaban la pérdida de funciones con daños en partes del cerebro y la médula espinal. Pero la era moderna de la neurociencia comenzó -y sigue avanzando- con el desarrollo de herramientas, técnicas y métodos utilizados para medir con cada vez más detalle y complejidad la estructura y la función del sistema nervioso. La era moderna de la neurociencia se remonta a la década de 1890, cuando el patólogo español Santiago Ramón y Cajal utilizó un método desarrollado por el médico italiano Camillo Golgi para teñir los tejidos nerviosos y visualizar la morfología y la estructura de las neuronas y sus conexiones. La descripción detallada de las neuronas y sus conexiones realizada por Cajal, sus alumnos y sus seguidores dio lugar a la “doctrina de la neurona”, que proponía que la neurona es la unidad funcional del sistema nervioso.
Sistema nervioso central
Los resultados de una nueva investigación demostraron que muchos de los genes que expresan las microglías son diferentes entre los seres humanos y los ratones, que se utilizan frecuentemente como modelos animales en la investigación de la enfermedad de Alzheimer y otros trastornos neurodegenerativos.
Las microglías terminan en las neuronas e inspeccionan su entorno en busca de agentes externos que combatir, sinapsis muertas que eliminar y neuronas que estén muriendo y requieran ser eliminadas. Cuando detectan un problema, se mueven rápidamente para fagocitar el agente causante de la inflamación. Dado el papel que desempeña la microglía en las respuestas inmunitarias del sistema nervioso central, estas células son también un foco de investigación en enfermedades neurodegenerativas como la enfermedad de Parkinson y la esclerosis lateral amiotrófica (ELA), así como el Alzheimer.
“Para entender el papel de la microglía en las enfermedades neurodegenerativas, primero tenemos que saber qué genes de la microglía humana se expresan en los niveles más altos en un sistema nervioso sano”, dijo la científica biomédica Thais Fernanda de Almeida Galatro, otra autora del proyecto de investigación, que forma parte de su doctorado, supervisado por Nagahashi Marie.
Sistema nervioso periférico
El estudio del sistema nervioso implica técnicas anatómicas y fisiológicas que han mejorado a lo largo de los años en eficacia y calibre. Evidentemente, la morfología macroscópica del sistema nervioso requiere una visión a nivel del cerebro y la médula espinal. Sin embargo, para resolver componentes minúsculos, se necesitan técnicas de microscopía óptica y electrónica.
Los microscopios ópticos y, posteriormente, los electrónicos han cambiado nuestra comprensión de las intrincadas conexiones que existen entre las células nerviosas. Por ejemplo, los modernos procedimientos de tinción (inmunocitoquímica) permiten ver neuronas seleccionadas de un tipo u otro o afectadas por el crecimiento. Con la mejor resolución de los microscopios electrónicos, se pueden estudiar con detalle estructuras finas como la hendidura sináptica entre las neuronas pre y postsinápticas.
La comprensión del sistema nervioso ha sido un largo viaje de investigación, que ha abarcado varios cientos de años de estudios meticulosos llevados a cabo por algunos de los investigadores más creativos y versátiles en los campos de la filosofía, la evolución, la biología, la fisiología, la anatomía, la neurología, la neurociencia, las ciencias cognitivas y la psicología. A pesar de nuestro profundo conocimiento de este órgano, sus misterios siguen sorprendiéndonos, y sus complejidades nos hacen maravillarnos ante esta compleja estructura sin parangón en el universo.